Hola a todos, soy Jordi, vuestro amable baterista del barrio. Si alguna vez os habéis preguntado cómo es realmente vivir detrás de la batería en una banda de metal, aquí tenéis un repaso sin tapujos de los altibajos. Alerta de spoiler: a pesar de todos los desafíos, no lo cambiaría por nada. Vamos a adentrarnos en lo que hace que ser un músico de metal sea a la vez emocionante y absolutamente difícil.
No hay sensación en el mundo como estar en un escenario, rodeado de paredes de sonido y un mar de metaleros. Cuando las luces se apagan y comenzamos a tocar la primera canción, es como una descarga eléctrica en mis venas. Ya sea que estemos tocando en un festival lleno o en un club pequeño, la energía del público es una locura. Es una conexión que las palabras no pueden describir realmente, simplemente tienes que experimentarla. Cuando estoy detrás de la batería, todo lo demás se desvanece y solo somos yo, mi banda y la música. Esto es por lo que vivo.
El metal es uno de los géneros más expresivos que existen. Somos libres de experimentar con el ritmo, la intensidad y la agresividad. Me encanta poder incorporar elementos del jazz, el punk e incluso la música clásica en nuestras canciones. Las posibilidades creativas son infinitas y no tenemos que ceñirnos a ningún molde. Estar en una banda de metal significa que podemos ser tan ruidosos, pesados e intensos como queramos, sin concesiones.
Tocar en una banda es como estar en una familia. Estamos en este viaje juntos, en las buenas y en las malas. Nos motivamos constantemente para mejorar y hay una camaradería que no se encuentra en ningún otro lugar. Hemos pasado incontables horas juntos, ya sea en la carretera, en el estudio o simplemente pasando el rato después de un concierto. Somos un equipo y ese vínculo es algo que no cambiaría por nada.
Los fans del metal son las personas más apasionadas que jamás conocerás. Son leales, dedicados y dan todo multiplicado por diez. Conocer a los fans después de un concierto y escuchar cómo nuestra música los ha impactado es lo que hace que valga la pena todo el esfuerzo. Los fans del metal conocen las letras, las historias y realmente se preocupan por la música y la gente que está detrás de ella. Ustedes son lo que nos hace seguir adelante y no puedo agradecerles lo suficiente.
Tocar la batería de metal es físicamente exigente. Es un entrenamiento de cuerpo completo y, después de un concierto, estoy empapado en sudor y dolorido por todas partes. Sin mencionar las incontables horas que paso practicando y esforzándome al máximo. Pero vale la pena: ¡nada como un buen solo de batería para mantenerse en forma! Dicho esto, no es raro lidiar con dolor de espalda, músculos tensos y nudillos magullados. Es parte del concierto y lo acepto, pero no se puede negar que pasa factura.
Seamos realistas: estar en una banda de metal no es exactamente un boleto a la libertad financiera. Salir de gira es caro, grabar es caro y los ingresos no siempre son estables. La mayoría de nosotros hacemos malabarismos con trabajos secundarios para que las cosas sigan funcionando, y la industria puede ser brutal. Pero si estás en esto por el dinero, estás en el lugar equivocado. Estamos aquí porque amamos lo que hacemos, no por un sueldo.
No me malinterpreten, me encanta ver nuevos lugares y conocer fans de todo el mundo, pero la vida en la carretera puede ser agotadora. Estás lejos de tu familia, vives con una maleta y, a veces, ni siquiera sabes en qué ciudad estás. Es difícil mantener una rutina y los viajes constantes pueden ser un desgaste físico y mental. Pero en el momento en que subimos al escenario, todo se desvanece y vale la pena cada minuto.
La industria musical está en constante cambio y siempre hay presión para evolucionar sin perder la fidelidad a nuestro sonido. Es un acto de equilibrio que puede ser difícil. Quieres superar los límites, pero también quieres conservar a los fans que han estado ahí desde el primer día. También hay presión interna: cada vez que me siento a tocar la batería, me esfuerzo por ser mejor que antes. Es un desafío, pero estoy dispuesto a afrontarlo.
A pesar de todas las dificultades, estar en una banda de metal es algo que no cambiaría por nada del mundo. Cada dificultad es parte del viaje y es lo que nos hace quienes somos. Tocar música es mi pasión y compartirla con mis compañeros de banda y nuestros fans es algo por lo que estoy increíblemente agradecido. Los buenos momentos hacen que valga la pena, e incluso los malos momentos son lecciones que nos ayudan a crecer.
Por eso, si alguna vez pensaste en coger un instrumento y formar una banda, te digo que lo hagas. Acepta los desafíos, porque son parte de lo que hace que esta vida sea tan satisfactoria. Sigue apoyando a las bandas que amas, porque no estaríamos aquí sin ti. Y recuerda, no importa lo difíciles que se pongan las cosas, siempre hay otro show, otra canción y otro fan que hace que valga la pena.
¡Sigan adelante, metaleros! \m/ Síguenos en Instagram para ver un poco de la vida en la carretera, los momentos detrás de escena y las próximas fechas de nuestra gira. ¡Estamos ansiosos por verte en el próximo show!
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Jordi es el motor de nuestro sonido. Su batería precisa y potente es la columna vertebral que mantiene unido nuestro caótico paisaje sonoro, impulsando cada ritmo con una pasión que se puede sentir.